A principios del siglo XIX se produce uno de los inventos más revolucionarios de nuestra historia, el nacimiento de la fotografía. A través de investigaciones científicas se había logrado la congelación de una imagen real en un papel emulsionado y esto, que hoy en día nos parece que ha existido desde siempre, aún no ha cumplido doscientos años. Los inicios no fueron fáciles, la captación de una realidad circunscripta en el tiempo como consecuencia de un elemento intangible como la luz y que podía congelar un objeto perceptible por medio de la vista, producía entre los primeros espectadores el efecto de un acto milagroso.
El resultado de esta exposición titulada “Documentalismo y tránsito en la Colección de Alcobendas. Fotografía española contemporánea” es algo más que una sucesión de imágenes bien ordenadas con criterios objetivos, dado que al concebir su composición he seleccionado historia, nuevo documentalismo, retrato, humanidad, paisaje, pero sin caer en lo exótico por exótico y en lo lejano únicamente por ser lejano y extraordinario. La muestra abarca un amplio espectro con diferentes formas de mirar reunidas ante un mismo hilo conductor, donde la diversidad de las propuestas y los tratamientos finales de las imágenes nos ofrecen múltiples asociaciones estéticas bajo un mismo denominador común: el apasionado documentalismo.
José Manuel Navia
La fotografía era capaz de convertir en realidad uno de los sueños más antiguos del ser humano, pero la fuerza que tenían los movimientos pictóricos de la época cuestionaron y menospreciaron desde el principio la simpleza y obviedad de este nuevo invento en todos los foros donde la presencia de la imagen empezaba a introducirse, a pesar de que la incipiente fotografía no representaba en sus comienzos ningún peligro para la pintura. Las limitaciones en cuanto a tamaños y la posibilidad de reproducirse solamente en blanco y negro, hacía que se mantuviese en un segundo plano. El interés principal por este nuevo avance radicaba en que por primera vez y sin necesidad de la palabra escrita o de imágenes pintadas se podía fijar y reproducir el presente fielmente. Se lograba creer en el pasado, se podían conocer lugares lejanos sin tener que viajar, la ensoñación de territorios exóticos interpretados por la mano de un pintor ya no eran la única manera de conocer el mundo.
A pesar de todo, muchos artistas que intuían la existencia de un futuro peligro se sentían fascinados por el nacimiento de este medio de expresión artístico que terminaría con el florecimiento de un nuevo lenguaje y estimulando la aparición de diferentes formas de comunicación.
Esta introducción de la disciplina más joven en las artes plásticas lleva a definir una de las tendencias creativas más utilizadas desde sus inicios, la fotografía como documento vinculada al viaje, en definitiva, al tránsito, el eterno anhelo del fotógrafo. El viaje, unido en muchas ocasiones a la aventura, hace que el fotógrafo busque con tesón sus fuentes de inspiración en territorios lejanos, encontrándose de lleno con culturas desconocidas, paisajes e individuos extraños, que generarán un nuevo interés, el de registrar estos nuevos modos de vida. Surge, por tanto, el interés por el retrato, y más concretamente por el retrato ambientado donde el conjunto ordenado de sujeto y espacio nos muestra su historia a través de la obtención del preciado instante fotográfico.
En esta selección de catorce autores está la mejor representación del documentalismo creativo español actual presente en nuestra Colección. Las obras de José Manuel Navia, Fernando Herráez, Juan Manuel Díaz Burgos, Ricky Dávila, Xurxo Lobato, Luis Baylón, Ángel Sanz, Marina del Mar, Miguel Trillo, Cristóbal Hara, Ramón Masats, Gervasio Sánchez, Virxilio Vieítez y Toni Catany ilustran de manera diversa algunos de los conceptos relacionados con la presencia y el paso del hombre por la sociedad actual.