Paseo por la Medina, Marrakech
«Este es el lugar más maravilloso del mundo», le dijo Churchill a Roosvelt en 1943 refiriéndose a Marrakech. La ciudad roja sigue estando tan en boga como en la década de 1960, cuando la primera ola de bohemios desembarcó. Entre ellos, Yves Saint Laurent, que aún posee una casa en la ciudad y que ejerció de mecenas de uno de los lugares más fabulosos, los Jardines Majorelle.